El crepúsculo alumbra los valles de nim-am-karamod
donde los ángeles viajan con las estrellas de sombra funesta,
Eloísa espera allí,
al profeta del mar eterno,
al soñador del viento noche de luna muerta.
Los rugidos silentes de los dragones maldecidos,
Arrullan su larga espera,
Los ejércitos de blancos huesos deslavados,
Son espuma y fuego y odio helado,
Son destrucción y vida y una batalla clamor sin sentido.
El domador de tormentas se acerca,
Galadon Peradil su nombre,
General de los batallones marchitos
Hojas de abedul sus ojos sangre,
en la tierra del crepúsculo y amanecer perlado en savia,
Ha de enfrentar a Eloísa.
La danza comienza entre aullidos y oraciones en trueno,
Los rojos tintes del crepúsculo bélico se tiñen de clavel,
Dragones y céfiro,
Magos y bárbaros y héroes ignorados,
Aquí y allá,
Sólo existen el viento y el fuego.
Las llamas se desvanecen,
Las almas se extinguen en lágrimas cristal montaña,
reflejos sagrados oscurecidos por acero de olvidos y nieblas,
El final y zozobra parca de los corazones de la marca.
Eloísa y Galadon,
amantes, adversarios, fantasmas olvidados mucho tiempo ha.
Tuesday, September 09, 2008
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment